19 de marzo de 2012

EL CLASICISMO Y BEETHOVEN

Compositor alemán, nacido en Bonn en 1770, en el seno de una familia de origen flamenco, su padre, ante las evidentes cualidades para la música que demostraba, intentó hacer de él un segundo Mozart, aunque con escaso éxito.

La verdadera vocación musical de Beethoven no comenzó en realidad hasta 1779, cuando entró en contacto con el organista Christian Gottlob Neefe, quien se convirtió en su maestro. Él fue, por ejemplo, quien le introdujo en el estudio de Bach, músico al que Beethoven siempre profesaría una profunda devoción.

Miembro de la orquesta de la corte de Bonn desde 1783, en 1787 Ludwig van Beethoven realizó un primer viaje a Viena con el propósito de recibir clases de Mozart. Sin embargo, la enfermedad y el posterior muerte de su madre le obligaron a regresar a su ciudad natal pocas semanas después de su llegada.

En 1792 Beethoven viajó de nuevo a la capital austriaca para trabajar con Haydn y Antonio Salieri, y se dio a conocer como compositor y pianista en un concierto que tuvo lugar en 1795 con gran éxito. Su carrera como intérprete quedó bruscamente interrumpida a consecuencia de la sordera que comenzó a afectarle a partir de 1796 y que desde 1815 le privó por completo de la facultad auditiva.

Los últimos años de la vida de Beethoven estuvieron marcados también por la soledad y una progresiva introspección, pese a lo cual prosiguió su labor compositiva, e incluso fue la época en que creó sus obras más impresionantes y avanzadas. Fallece en Viena en 1827.

Obras de Ludwig van Beethoven

La tradición divide la carrera de Beethoven en tres grandes períodos creativos o estilos, y si bien el uso los ha convertido en tópicos, no por ello resultan menos útiles a la hora de encuadrar su legado.

La primera época abarca las composiciones escritas hasta 1800, caracterizadas por seguir de cerca el modelo establecido por Mozart y Haydn y el clasicismo en general, sin excesivas innovaciones o rasgos personales. A este período pertenecen obras como el célebre Septimino o sus dos primeros conciertos para piano.

Una segunda manera o estilo abarca desde 1801 hasta 1814, período este que puede considerarse de madurez, con obras plenamente originales en las que Ludwig van Beethoven hace gala de un dominio absoluto de la forma y la expresión (la ópera Fidelio, sus ocho primeras sinfonías, sus tres últimos conciertos para piano, el Concierto para violín).

La tercera etapa comprende hasta la muerte del músico y está dominada por sus obras más innovadoras y personales, incomprendidas en su tiempo por la novedad de su lenguaje armónico y su forma poco convencional; la Sinfonía n.º 9, la Missa solemnis y los últimos cuartetos de cuerda y sonatas para piano representan la culminación de este período y del estilo de Ludwig van Beethoven.

En estas obras, Beethoven anticipó muchos de los rasgos que habían de caracterizar la posterior música romántica e, incluso, la del siglo XX. La obra de Ludwig van Beethoven se sitúa entre el clasicismo de Mozart y Haydn y el romanticismo de un Schumann o un Brahms . No cabe duda que, como compositor, señala un antes y un después en la historia de la música y refleja, quizá como ningún otro –a excepción de su contemporáneo Francisco de Goya–, no sólo el cambio entre el gusto clásico y el romántico, entre el formalismo del primero y el subjetivismo del segundo, sino también entre el Antiguo Régimen y la nueva situación social y política surgida de la Revolución Francesa.

Siguiendo los pasos de su admirado Mozart, Ludwig van Beethoven fue el primer músico que consiguió independizarse y vivir de los encargos que se le realizaban, sin estar al servicio de un príncipe o un aristócrata, si bien, a diferencia de Mozart, él consiguió triunfar y ganarse el respeto y el reconocimiento de sus contemporáneos.

El estilo de Beethoven se caracteriza por los fuertes contrastes dinámicos y agógicos, carácter y bravura, pasajes de gran dificultad muy incómodos de tocar, siempre pensando antes en el propósito musical que en la técnica pianística y Adagios y Andantes de gran lirismo poético. En la sonata "Claro de Luna", aparecen indicaciones de pedal realizadas por el propio Beethoven  con los términos  senza sordina, esto es, sin apagadores.

Las obras de Beethoven de obligado conocimiento para los pianistas son:
-Sus Sonatinas y Bagatelas.
-Sus 32 Sonatas para piano. Entre las sonatas, algunas con títulos populares como "Claro de Luna", "Appassionata", "Tempestad", "Los Adioses", "Hammerklavier", o "Waldstein".
- Las Variaciones para piano, en especial las Diabelli y las 32 en do menor.
-Sus cinco Conciertos para piano y orquesta.
-Las Sonatas para violín y piano y también las Sonatas para cello y piano.

Entre los intérpretes más afamados de Beethoven se encuentran Alfred Brendel, Claudio Arrau o Murray Perahia.


Alfred Brendel. Sonata nº 32 Op.111 (1º Movtº)




Claudio Arrau. Sonata Op.57 "Appassionata" (3º Movtº)




Murray Perahia. Sonata "Claro de luna" (3º Movtº)


1 comentario:

  1. Magnífico, impresionante, genial...Nunca supe explicar el por qué pero Beethoven es especial.

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