A lo largo de la historia de la literatura pianística han existido compositores cuya profunda admiración por otros compositores determinados les ha llevado la realización de transcripciones de sus obras al piano, normalmente añadiendo recursos propios del piano desarrollado en la época del compositor transcriptor (es el caso de Ferruccio Busoni) o bien dificultades técnicas añadidas, llegando como consecuencia a la composición de obras endiabladamente difíciles, destinadas sobre todo al lucimiento técnico del intérprete (Franz Liszt o Leopold Godowsky).
Las transcripciones representan un capítulo importante en la literatura pianística aunque no siempre se les ha dado su debido valor artístico. La transcripción requiere un conocimiento profundo del instrumento y del estilo musical del compositor que se está arreglando. Por lo general, los grandes transcriptores de obras para piano fueron ellos mismos excelentes pianistas: Liszt, Busoni, Godowsky, Rachmaninov, Johannes Brahms, etcétera.
Ya desde una época tan temprana como el barroco, compositores como Purcell transcriben para tecla la parte vocal y el acompañamiento de algunas de sus composiciones. Johann Sebastian Bach es probablemente el mayor transcriptor de toda la historia de la Música, arreglando para el clave dieciséis conciertos para violín de Vivaldi y tres para órgano. También transcribió para clave algunos de sus conciertos para violín.
Ferruccio Busoni (1866-1924) fue un compositor, pianista, profesor y director de orquesta italiano. Como intérprete, Busoni destacó especialmente y fue uno de los mayores virtuosos de su tiempo. Como profesor de composición figuran, entre sus alumnos, Kurt Weill y Edgar Varèse.
La edición completa de las transcripciones de Bach-Busoni está impresa en siete volúmenes que incluyen las siguientes obras: “Invenciones a dos y tres voces”, “Duetos”, “18 Pequeños preludios y fughetta”, “Fantasía cromática”, “Concierto en re menor”, “Variaciones Goldberg”, “El clave bien temperado”, “Toccatas”, “Chacona de la partita en re menor para violín”, etcétera.
También arregló cadencias escritas para los conciertos en Do Mayor, do menor y sol mayor de Beethoven así como los seis Preludios corales para órgano op.122 de Brahms, seis Estudios de Paganini, Fantasías sobre motivos de óperas de Mozart, “Rapsodias húngaras” y el “Vals de Mephisto” de Liszt, cadencias de varios conciertos de Mozart, arreglos de Sinfonías de Mozart para piano, obertura para dos pianos sobre La Flauta Mágica, etcétera.
Arreglos de obras de Schumann, como el Allegro de concierto para dos pianos, la Marcha fúnebre para la muerte de Sigfrido de Wagner, forman parte también en el catálogo de transcripciones de Busoni.
Os dejamos una versión de la famosa Chacona en Re Menor de Bach, en transcripción de Busoni, a cargo de la pianista Heléne Grimaud.
Franz Liszt fue otro gran transcriptor que se permitió grandes libertades para el lucimiento del intérprete, pero en Liszt no siempre nos encontramos con puro virtuosismo. También arregló obras de Bach (Preludios y fugas para órgano). Son muy famosas las transcripciones sobre lieder de Schumann, Schubert o Mendelssohn , un trabajo especialmente delicado ya que se trata de fundir en el piano lo que en la versión original hacen la voz acompañada del piano. Probablemente, la transcripción más famosa de Liszt sean los “Estudios sobre los Caprichos para violín” de Paganini, una colección de estudios de extrema dificultad técnica. También transcribió temas de ópera (Rigoletto, Lucia di Lammermoor, don Juan de Mozart, Norma, Il Trovatore, Fausto, Tristán e Isolda, etcétera).
Evgeny Kissin interpreta "La Campanella" el estudio nº 3 de los Grandes Estudios de Paganini de Liszt.
Leopold Godowsky realiza 52 estudios basados en los Estudios op.10 y op.25 de Chopin, convirtiendo varios de ellos en obras para la mano izquierda sola, o bien combinando dos estudios a la vez, resultando páginas que acentúan al extremo la dificultad técnica.
Ésta es una selección de "Estudios" de Chopin-Godowsky interpretados por Marc-André Hamelin.
Muchos compositores , además de Bach, han arreglado sus propias obras para otros instrumentos. Por ejemplo Beethoven publicó su Concierto para violín y orquesta transformado en un concierto para piano y orquesta.
Debussy hizo una versión a dos pianos de su Petite Suite para orquesta.
Manuel de Falla transcribió para piano varias danzas de La Vida Breve, El Amor Brujo y El Sombrero de Tres Picos.
A lo largo de la historia de la literatura pianística, las transcripciones han sido acogidas por los buenos intérpretes y figuran en las grabaciones discográficas de muchos pianistas, desde Josef Hofmann a Joseph y Rosina Lhévinne pasando por Horowitz, que fue por sí mismo un excelente transcriptor y arreglista de obras para piano: “Barras y estrellas por siempre” de Souza, variaciones sobre “Carmen” de Bizet, arreglos de “Cuadros de una Exposición” de Moussorgsky o de la Rapsodia Húngara nº 2 de Franz Liszt.
Anton Rubinstein (que no Artur) transcribe la “Marcha Turca” de las “Ruinas de Atenas” de Beethoven.
En la segunda mitad del siglo XX, incluso en la última década, las transcripciones han seguido estando presentes en los conciertos de grandes pianistas: Jorge Bolet, Alfred Brendel, Daniel Baremboim o Alicia de Larrocha, entre otros, han interpretado transcripciones para piano en sus recitales.
Tatiana Nikolaieva, pianista especializada en J. S. Bach realizó un disco dedicado enteramente a transcripciones sobre diferentes obras de Bach en arreglos de Bussoni, Myra Hess o Takahashi, entre otros.
Krystian Zimerman ha realizado una transcripción de la “Passacaglia en do menor para órgano” de J.S.Bach.
Por citar a uno de los talentos jóvenes del piano actual, Evgeny Kissin, toca desde principios de su carrera varias transcripciones para piano, como “Widmung” op.25 de Schumann-Liszt, la “Marcha militar” D733 nº1 de Schubert-Tausig y muchas más.
Esto es síntoma de que las transcripciones para piano siguen vigentes en el repertorio de los grandes pianistas, si bien es cierto que no todas envejecen de igual manera. Con el tiempo, las buenas transcripciones perdurarán y seguirán estando presentes en el repertorio de los mejores pianistas.
Interpretación por Sviatoslav Richter y Elisabeth Leonskaja de la Sonata K.545 de Mozart, en esta ocasión para piano a 4 manos, transcripta por Edward Grieg para fines didácticos.