6 de febrero de 2014

Historia del piano. Sus antecesores: CLAVICÉMBALO... instrumento de CUERDA PULSADA

Como decíamos en una publicación anterior, además del clavicordio, uno de los antecesores de nuestro piano es el clavicémbalo o clave que junto a la espineta y el virginal se diferencian del clavicordio en la forma en que se produce el sonido.

Clavecín de P. Faby, de 1677. Expuesto en La Cité de la Musique de París




El clavicémbalo recuerda por su forma a un gran piano de concierto, aunque más estrecho. La espineta es un polígono con forma de ala y el virginal es rectangular. (La espineta y el virginal son versiones reducidas del clavicémbalo).  
Las cuerdas de alambre del clavicémbalo se extienden desde donde se sienta el intérprete, como si fuera un piano de cola, mientras que las de espinetas y virginales van de izquierda a derecha, como en el clavicordio. 
Su mecanismo básico es el siguiente: en el extremo de cada tecla hay una pieza de madera que se llama martinete, cuya parte superior está al mismo nivel de las cuerdas. Sobresaliendo del costado del martinete y descansando por debajo de las cuerdas hay una púa o plectro. Al oprimir la tecla se levantan el martinete y el plectro, que pulsa las cuerdas al pasar, produciendo el sonido. La cuerda se amortigua gracias a un pedacito de fieltro unido a la parte superior del martinete, dejando de sonar la nota. 

Espinetas del siglo XVI. La Cité de la Musique de París
 El clavicémbalo tiene con frecuencia dos y a veces hasta tres teclados. Suele poseer más de un grupo o juego de cuerdas, junto con los martinetes y plectros necesarios para hacerlas funcionar. Mediante registros o tiradores accionados con la mano o los pedales el intérprete puede usar el grupo de cuerdas que quiera o combinarlos según los necesite. Con todo ello se consigue un sonido mucho más fuerte y brillante que el del clavicordio.  De todas maneras no hay variaciones de la intensidad del sonido, al menos perceptiblemente, según sus teclas se opriman suave o fuertemente; sólo se consigue un cambio de volumen agregando registros o acoplándolos. Esta es la razón de que en las obras escritas para clavecín no encontremos indicaciones dinámicas por parte del compositor.
 Debido a sus limitaciones tímbricas, la espineta y el virginal eran básicamente instrumentos para tocar en casa.


Virginal de 1583. La Cité de la Musique de París












 El clave ha tenido un importante papel en la música académica europea desde el siglo XVI hasta el XVIII y, después, en el siglo XX, ya sea como solista, como acompañante o a solo, teniendo su edad dorada en el Barroco, para después caer en el olvido en el Romanticismo y resurgir con fuerza en el siglo XX.


Os ofrecemos unos fragmentos de cuatro Pequeños Preludio de Johann Sebastian Bach, interpretados por Gustav Leonhardt.


Ahora os presentamos una interpretación de la Toccata XVI de Sweelinck en un virginal.



Para finalizar os dejamos con el sonido de una espineta.

1 comentario: